Barrios de Valladolid (II)

No sé si podemos hablar de barrio como tal, pero así aparece en el plano de Ventura Seco, "barrio de San Juan". La iglesia de San Juan, reconstruida hace un siglo, y el Colegio de San Albano de los ingleses, bastante más antiguo, son las únicas edificaciones singulares (además del moderno centro cívico) del triángulo Vadillos-San Juan-Circular. Cerca del centro, con aspiraciones merecidas, pero no materializadas, de casco viejo, y también al lado de la vía, con la tradicional connotación negativa que eso tiene en nuestro pensar urbano. Pero me parece más interesante hablar un poco de cómo es ahora el barrio. Porque para los que no suelen pasar por allí, una visita puede suponer sorpresas. No espectaculares o grandilocuentes, sino de índole doméstica, en el sentido más literal de la palabra. Porque entre las calles más bien estrechas, incluso oscuras, herencia de la carente planificación urbana (pero también fruto de la altura de las construcciones modernas, con pocas concesiones a lo que podríamos llamar belleza) todavía encontramos muchos ejemplos de viejas viviendas de adobe o ladrillo, de dos pisos o incluso sólo de planta baja, algunas habitadas, otras ya cerradas desde hace tiempo, esperando su final. Nos informan del aspecto de gran parte de la ciudad hace pocas décadas, pero también del sentido estético de las gentes de entonces, más atentas a las pequeñas cosas y menos preocupadas por metros y dineros. Ahora bien, en ese escenario la contradicción también se deja notar con más evidencia; junto a bloques colectivos de gran altura, conviven viviendas unifamiliares recientes de dos pisos, y la anchura y la estrechez se alternan ante el peatón (y el automovilista). Pasen por la calle Veinte Metros para verlo, por ejemplo.