La cara no es el espejo del alma
Este impecable edificio de nuestro centro histórico, con sus miradores de madera, sus balcones de forja, sus molduras blanqueadas y su estuco (o monocapa) liso y brillante, es el 4 de la calle San Martín. Efectivamente, el que sale en los medios durante estos días a causa del derrumbe de su fachada trasera y el obligado desalojo posterior de algún inquilino de renta antigua. Viendo esta imagen, nada hace suponer que las viviendas puedan estar casi en ruina. De hecho, las falsas apariencias llegan incluso a hacerlo parecer el más saludable inmueble de todo el entorno de la iglesia, dando esquina a la plazuela y destacando por la limpieza de su imagen; no en vano se remozó la fachada completa hace pocos años. Sin embargo, parece que las cosas no eran tan bonitas. Un muro de medio metro de grosor no se cae así como así, por mucho que llueva, y el grave deterioro de lo que no se ve de la casa ha quedado en evidencia. No es difícil encontrar ejemplos parecidos en la ciudad (nuestra Plaza Mayor sirve), ejemplos de edificios recientemente "restaurados" y de impoluto aspecto que, de repente, son declarados en ruina y vaciados por completo para dar comienzo al proceso de fachadismo. Edificios que se maquillan, con orden de ejecución o quizás con generosas ayudas municipales, pero que conservan el corazón podrido. Se oculta la realidad del mecanismo (dejar arruinar para derribar) y se recubre de cinismo. Las apariencias engañan, pero estos engaños deberían dolernos un poco más.
2 Comments:
Es como aquello de los sepulcros blanqueados de la biblia. A esta ciudad le molesta que se vea lo podrida que está. Por eso financia operaciones de "maquillaje"... como si el maquillaje curara el cancer que padece!
Eso es lo triste. Y además, para ponernos en plan materialista, muchas de esas "operaciones" en el centro histórico se financian con dinero público, para volver a parchear a los pocos meses o derribar al año siguiente.
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