Campo Grande

Estas fechas son buenas para dar un paseo por el Campo Grande. Los plátanos todavía tardarán en echar la hoja, pero los castaños y los arbustos ya empiezan a estar de ese color verde vivo tan agradable, y también las rosáceas, después de haber florecido (y perdido también su efímera flor) . Los patos y los pavos empiezan a estar en celo (creo que muchos patos llevan ya tiempo), y despliegan sus encantos coloridos. Hay un pavo albino precioso, que supone un contraste interesante con el resto. Una pareja de patos, que parecen de distinta especie, vive lo que supongo un idilio avícola en las inmediaciones de la puerta de la Plaza Zorrilla, y duermen apartados de los otros, sobre la hierba o entre las hiedras. Hay otro par, de color blanco, a los que a veces veo dormitar manteniendo el equilibrio sobre una pata. Aves de todo tipo se ven y se oyen a cualquier hora (por la noche menos). Las ardillas parecen todavía algo perezosas para dejarse caer. Han puesto nueva la baranda sobre el puente del riachuelo, que hace días limpiaron también, aunque ya vuelve a estar tan turbio como siempre. No sé si un año de estos se decidirán a restaurar y abrir al público la gruta. Hoy mismo ya he visto la barca en el estanque, dispuesta a dar la vueltas a los niños. Bustos y estatuas nos recuerdan personajes más o menos relevantes en la Historia de nuestra ciudad. Algunos pobres piden en las puertas tocando el acordeón o un organillo, o duermen la siesta en los bancos. La pérgola ya tiene sus mesas de terraza en torno a la Fuente del Cisne. Es un buen momento para disfrutar de este hermoso lugar de Valladolid.