Metamorfosis (II)

Para irme de vacaciones, esta bonita estampa: nuestro Puente Mayor antes de la remodelación que le hizo perder casi toda reminiscencia medieval; y en primer término las ruinas de la aceña. Pero si nos fijamos en el puente de la imagen, y después nos acercamos a Las Moreras para situarnos en la misma posición y contemplarlo ahora, nos daremos cuenta de que se parecen en poco. Los cinco grandes machones prismáticos centrales, de remate muy inclinado a modo de contrafuerte, ahora lo tienen casi plano. Los otros tajamares, de variada altura y cubierta escalonada, ahora son todos iguales y unifomes. El ojo de la derecha, en arco apuntado, ahora es circular. Y sobre todo, ese pretil con sus ménsulas y canecillos y ligeramente curvo que culminaba todo el conjunto, ahora es una reja de hierro. Mejor no hablar de los cables y los tubos que decoran por todas partes las piedras. Ignoro los motivos de estas transformaciones (a lo mejor alguno de los ocasionales y amables visitantes de este blog puede sacarnos de dudas). Quizás las riadas lo dañaron gravemente o, lo que es más probable, hubo que adaptarlo a las nuevas necesidades de tráfico (sería del tráfico de mulas y carros). Y por ampliar un poco horizontes (sólo un poco, hasta Simancas), si cogemos la bici y nos acercamos por el Camino Viejo hasta su puente, podríamos comprobar in situ que ambos, el suyo y el nuestro, son casi como hermanos mellizos; bueno, el nuestro de antes, no el de ahora.