Alineaciones
Estamos en la calle Muro, casi al final, cerca de la Plaza de Colón. Nos encontramos con esta, llamémosla curiosidad urbana: una casa cuya fachada principal da a la calle Gamazo, y la trasera (esta que se ve), sin seguir la alineación de la calle, se asoma a Muro. Que los espíritus de la ciudad rectilínea se tranquilicen, porque el edificio está a punto de ser demolido, y el Plan General obliga a que la nueva construcción se ajuste a la línea de fachadas de sus vecinas. Es decir, que hay que obedecer, incluso aunque los propietarios no quieran (que no es el caso). Sin embargo, creo que estas "irregularidades" como espontáneas y aleatorias dan algo de alegría y de variedad a la trama urbana de Valladolid, tan maltratada como todos sabemos. ¡Cuidado, no confundirse con los retranqueos de las horripilantes edificaciones de los 60, 70 y 80 en nuestro centro histórico! Encontrarse de vez en cuando con ángulos extraños, quiebros, pequeños espacios vacíos que ensanchen visualmente la calle, que aporten algo que rompa la monotonía, me parece que enriquece la ciudad. Ignoro por qué todo parece tender irremisiblemente a lo anodino, cuando a veces es tan fácil al menos intentar aportar algo que se salga de la normalidad urbana. Las alineaciones se suelen fijar sobre un plano, un papel (o pantalla de ordenador) que nos impide casi siempre, sobre todo tratándose de la ciudad, darnos cuenta de la realidad, de lo que existe, del espacio. Siga todo recto, recto, recto...
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