De árboles y otras hierbas (III)

Posiblemente sea el plátano de indias (o de sombra, y me imagino que tendrá más nombres comunes) el más abundante árbol urbano de Valladolid... de momento. No quiero decir que estén en peligro, pero es imposible obviar el hecho de que los servicios urbanos enterrados y los pavimentos sufren las consecuencias de las raíces de estas grandes criaturas, y últimamente se opta por arbolitos pequeños y poco agresivos con el subsuelo para adornar y sanear nuestras calles. El plátano de indias, caducifolio (la mayoría de las hojas que pisamos en otoño son suyas), de tronco grisaceo-verdoso-amarillento, hojas ligeramente dentadas y palmeadas y fruto en forma de bola con pinchos que parece un pequeño erizo de mar, se debió de popularizar en el siglo XIX, y adorna los bordes de paseos o avenidas. Alcanza un gran tamaño, como el de la imagen, en la Plaza de la Trinidad (donde la biblioteca), si se le deja crecer libremente; podándolo, se queda más pequeño pero sus ramas pueden entrelazarse para formar un continuo de sombra, como en la Plaza de la Rinconada. Podemos ver hermosos ejemplares en el Campo Grande y sus cercanías (Paseo Zorrilla, Acera Recoletos), en el ámbito del Campus Esgueva (Ciencias, Filosofia y Letras, Medicina), en la Plaza Circular, detrás de San Benito y el Patio Herreriano, alguno en la Plaza San Pablo y en Santa Cruz... Algo más modestos, por su juventud, a lo largo de la calle San Quirce, o en la Ribera de Castilla. Y seguro que se me olvidan muchos sitios. Aunque pasan desapercibidos a nuestros ojos, deberíamos prestarles un poco más de atención, para apreciarlos en su justa medida y saber que su ausencia no sólo afearía la ciudad, sino que perjudicaría nuestra estancia en ella. Y bastante tenemos ya con las molestias que nos causamos unos a otros.