Leyendas Urbanas

Este palacio llamado de Pimentel, lugar de nacimiento de uno de nuestros más célebres paisanos, es protagonista de una de esas leyendas urbanas que con profusión circulan por nuestras ciudades. Leyendas no siniestras ni tenebrosas, sino meramente distorsionadoras de la Historia. Aún hoy hay turistas que han de escuchar el cuento de la salida del príncipe por la ventana para su bautismo en San Pablo porque la calle en que se encuentra la puerta correspondía a otra parroquia. La realidad es que se construyó un pasadizo entre el palacio y la iglesia del monasterio con la única finalidad de evitar el contacto de la comitiva regia con el suelo y el vulgo. Incluso es probable que la cadena que rodea los barrotes sea bastante reciente, porque no me imagino yo a los ilustres propietarios de la casa con ese adorno en la ventana. Bastante más interesante la verdad que el cuento. También es frecuente oír falacias referentes a la catedral, que no quedó inconclusa porque el rey se llevara a Juan de Herrera a levantar el Escorial; de hecho, al contrario, nuestro templo es quizás la obra maestra (sobre el papel) del arquitecto y matemático, posterior en el tiempo a San Lorenzo, y su historia es bastante más interesante y rica que ese simple detalle que además es mentira. Creo haber escuchado alguna vez fantasías similares con respecto a alguna argolla colgada en una pared del Ochavo, y cuya presencia se suele explicar con un hecho que tuvo lugar más de un siglo antes de la construcción original del edificio (la ejecución del condestable Álvaro de Luna en 1453). En fin, me parece más sencillo y bonito no enmascarar nuestra pequeña y verdadera historia con historias de mentira. Por lo menos, no si son tan malas.