Vacías
No quiero dar la impresión de oportunista con la caída del mercado de la vivienda (lo de caída habría que matizarlo, aunque me dicen que la cosa va a empeorar). Pero sería necesario reconducir lo que se ha convertido en un lucrativo negocio; negocio con lo que la Constitución Española reconoce como un derecho (artículo 47, léanlo y piensen). Y habría también que regular otro derecho, el de la propiedad privada, al que se le suponen (también lo dice la constitución, artículo 33) unas limitaciones por interés social y utilidad pública. Esto es interpretable, claro; para mí, significa que hacer negocio y especular con un producto caro y muy demandado debe restringirse; pero también almacenarlo con vistas a su revalorización. En la Plaza de la Universidad, a modo de ejemplo, podemos ver una casa antigua vacía; con toda seguridad tiene unos propietarios, que esperan, es de suponer, el momento adecuado para arreglarla o tirarla y sacar a la venta pisos nuevos, haciendo uso de la libertad de empresa y mercado que también protege la Constitución. Si se tratara de un caso singular, podríamos verlo con indiferencia; pero cuando el hecho se repite hasta llegar a las varias decenas sólo en el centro, con los efectos colaterales añadidos (pérdida del patrimonio histórico, desequilibrio de la heterogeneidad social, etc), quizás debiéramos preocuparnos un poco. Si la libertad ha inundado estas tierras de muchas más viviendas de las necesarias, pero a precios muy altos y muy dispersas por la periferia, y también la libertad, mientras, mantiene vacíos y cerrados cuarenta edificios residenciales en el centro de Valladolid, yo creo firmemente que debemos protegernos de esa libertad.