Una visión crítica sobre los constantes cambios urbanos que se ven y se sienten (que yo veo y siento) en esta ciudad.

Nombre:
Lugar: Valladolid, Castilla y León, Spain

martes, julio 31, 2007

El poder de una frase

Durante unos días de este pasado mes de abril se cernió sobre nuestra querida ciudad, siempre tan fiel y tan comprometida con los equipos deportivos (es coña), una sombra de terror. El señor presidente del Real Valladolid afirmó que no podía afirmar (valga el juego) que el equipo continuara aquí la próxima temporada... El resultado de esas declaraciones fue una inmediata modificación puntual del Plan General que permite usos comerciales (que serán explotados por la sociedad anónima dueña del equipo de fútbol) en las zonas deportivas del estadio, que son propiedad no sé si de la Diputación o del Ayuntamiento. Bueno, esto demuestra que la Administración, cuando quiere, sabe trabajar deprisa; a otros nos ha tocado esperar casi un año por una cosita mucho más insignificante; pero no comentaré aquí mis peripecias profesionales. Lo importante del asunto es el chantaje en toda regla que ha cobrado forma, con luz y taquígrafos, y que incluso han aplaudido desde la mayoría de los ámbitos sociales y políticos. La zona Oeste de Valladolid, donde hasta hace bien poco sólo encontrábamos la granja-escuela, el campo de fútbol y el hipermercado (no cuento los restos de la villa romana, porque ya han sido olvidados), se va a convertir en un reducto de grandes dotaciones (con el tan manido Valladolid Arena y el nuevo centro comercial que lleve incluido, y el recientemente estrenado Auditorio) que además de servir y dar más valor a un barrio de nueva creación como Villa de Prado (que también ha sido fuente de controversia), puede convertirse en centro de grandes aglomeraciones humanas y automovilísticas. Otras zonas de la ciudad, más necesitadas de la capacidad de regeneración de una gran infraestructura, nuevamente son olvidadas; claro, dirán que así también se libran del atasco. No sé lo que pasaría si alguna vez coincidiera un partido de fútbol en el estadio, con un concierto en el auditorio, con un partido de baloncesto en el Arena, con la campaña de rebajas... Y lo peor de todo es que no se ha arreglado nada con todo esto porque si le preguntáramos al señor presidente del Real Valladolid, según la actual normativa de sociedades anónimas deportivas, si está asegurado el futuro permanente del equipo en nuestra ciudad, la respuesta, por muy impopular que fuera, sería otra vez no.