Una visión crítica sobre los constantes cambios urbanos que se ven y se sienten (que yo veo y siento) en esta ciudad.

Nombre:
Lugar: Valladolid, Castilla y León, Spain

domingo, febrero 26, 2006

Urbanizable

Esta imagen aérea es del sur del término municipal de Valladolid. Se puede observar, abajo a la derecha, Laguna de Duero (Torrelago). Abajo hacia la izquierda, las casitas del Pinar de Antequera, y los pinos de color verde oscuro del mismo sitio. La zona derecha es todo el complejo de FASA; se ve bastante bien, más hacia el centro de la foto, el circuito de pruebas para los coches, que ya no se utiliza. El resto del terreno es amarillo, marrón y, sobre todo verde: algunos árboles, pero fundamentalmente tierras de labor. Pues todo este sitio es el Área Homogénea 8 "Los Argales", también conocida por AH-8, simplemente. Como puede suponerse, esta denominación más bien técnica procede del Plan General de Ordenación Urbana. Las Áreas Homogéneas son suelo urbanizable no delimitado, es decir, suelo que puede urbanizarse con la delimitación previa de la zona concreta (lo que se llama sectorización). Una vez hecha la sectorización, se redacta el Plan Parcial, que es el documento fundamental que delimita los viales, las zonas edificatorias, áreas verdes, etc. Todo esto que acabo de contar no es un alarde de erudición, sino una pequeña exposición previa del tema. Porque ya hay presentados dos Planes Parciales sobre este lugar con una previsión de 10.000 viviendas aproximadamente, promovidos, como puede suponerse, por grandes empresas inmobiliarias. En pocos años, todo esto que se ve vacío serán calles y casas. ¿Hace falta un nuevo barrio de 10.000 viviendas caras en Valladolid, una ciudad que pierde población, o que si la gana es por inmigración con pocos medios económicos? ¿Es necesario extender tanto la ciudad, para convertirla poco a poco en una megalópolis, habiendo tantas viviendas vacías? Si es verdad, como me dicen por ahí, que se quiere impedir el desarrollo del suelo urbanizable no delimitado, ¿por qué no se clasifica como rústico? Ante esta máquina imparable, uno se siente verdaderamente insignificante.

martes, febrero 14, 2006

Metamorfosis (I)

Valladolid siempre ha crecido hacia dentro, es decir, en vez de extenderse en superficie, ha reutilizado constantemente los solares o edificios que iban quedando vacíos dentro de la ciudad. Así sucedió con los conventos desamortizados y sus huertas, con los palacios abandonados, con los escasos espacios verdes que existieron desde antiguo (como el Prado de la Magadalena), que fueron desapareciendo, sustituidos siempre por construcciones más o menos útiles, pero de un valor arquitectónico siempre inferior. Estas constantes metamorfosis de la ciudad son procesos inevitables y necesarios algunas veces, pero en otras ocasiones (las más en estos tiempos) obedecen a intereses totalmente especulativos. O simple y llanamente a una falta total de sensibilidad. Como nuestro edificio de Correos, llamado en otros tiempos Palacio, que tuvo el aspecto de la foto, y que hoy aparece en pleno centro de la ciudad con la imagen desvirtuada que todos conocemos, sin cresterías, elevado una planta y eliminada la torre. El arquitecto que lo diseñó fue Jerónimo Arroyo, palentino, que estudió en Cataluña y que volvió a estas tierras tras conocer un poco del Modernismo tan característico de allí, aunque su obra se vio más influenciada por lo que se llamó el estilo Regional, que recogía elementos de todas las épocas del arte castellano. En Valladolid tenemos la suerte de poder apreciar dos edificios suyos, aunque uno nos lo estropearon.

viernes, febrero 10, 2006

Érase una vez

Muchas de las fotografías antiguas de Valladolid, o los grabados, nos muestran una ciudad que en gran parte ya no existe. Esta, por ejemplo, es una vista del puente mayor desde el lado del Barrio de la Victoria hacia el Paseo de Isabel la Católica. Sin coches. El gran edificio del fondo es precisamente la iglesia de San Nicolás, cuando aún se mantenía en pie. No pretendo defender una época ni una forma de pensamiento pasadas, sino descubrir lo que una vez hubo por aquí, una imagen de ciudad en la que todavía las grandes edificaciones residenciales no descollaban por encima de las viejas torres, cuando no habíamos dilapidado gran parte del patrimonio arquitectónico ni desvirtuado el tejido urbano de las zonas céntricas. Sin nostalgia (bueno, un poco), pero con crítica, porque la ciudad de hoy es fruto de las obras (nunca mejor dicho) de nuestros antepasados, así como la ciudad que dejemos a nuestros descendientes será el resultado de lo que hagamos hoy. No somos perfectos, pero podemos aprender de los errores ya cometidos; sin embargo, para aprender hay que estudiar y tener interés, y hacer un pequeño esfuerzo.

miércoles, febrero 08, 2006

Estar, está... pero ya no se ve

No es una foto muy sugerente, pero es otra de las imágenes urbanas de Valladolid que tardará muchos años en poderse volver a ver (si es que vuelve). Estamos junto al Pisuerga, en la orilla izquierda, en el encuentro del Paseo de Isabel la Católica con el Paseo Renacimiento y el Puente Mayor. El edificio pertenece ahora a unos almacenes de maderas, con su típica cubierta de chapa de nave industrial, pero esos muros de piedra y ladrillo fueron un día la originaria iglesia de San Nicolás, levantada en el siglo XVI y abandonada a mediados del XIX, y todavía en pie a principios del XX. Se distinguen perfectamente el brazo del crucero, la cabecera y la nave. Durante muchos años estuvo enmascarada por unas construcciones arruinadas colindantes, hasta que el propietario del solar decidió edificar en él. Es decir, fue una aparición efímera la de esos maltratados paredones, ya que de nuevo han sido ocultados por otro bloque de pisos de horripilante aspecto. De esta manera se ha vuelto a perder otra oportunidad: lo que podía haberse convertido en un pequeño espacio verde urbano que además recuperase un fragmento de nuestro patrimonio y nuestra memoria y que ofreciese una imagen más amable de la embocadura del puente, es un edificio más bien feo, que desordena la alineación de la calle y que ofrece una visión pesada y contundente de la ciudad desde el otro lado del río. Sí, es verdad, la iglesia (la ruina) aún permanece, pero ya no se la puede ver.

lunes, febrero 06, 2006

De árboles y otras hierbas (II)

Retomo el título de un poco más abajo, y el lugar de ayer: la Catedral. Y evoco una imagen que nunca más volveremos a tener, y que ha acompañado a los Vallisoletanos desde hace más de tres décadas. Si alguien que haya pasado por los alrededores de Plaza de Portugalete estos días se ha molestado en elevar un poco la vista, se habrá dado cuenta de que la gigantesca hiedra que cubría parte de los muros descarnados de la Catedral ha desaparecido. Y no sólo ella, sino también todos los árboles que crecían en esa misma zona de la Plaza, y también los de una isleta de la cercana Plaza de la Libertad (varios pinos, acacias, no recuerdo exactamente qué especies ni cuántos ejemplares). Todos ellos víctimas de un aparcamiento subterráneo terriblemente mal situado y de un proyecto de remodelación carente de la sensibilidad necesaria. ¿Hace falta ese aparcamiento en ese lugar? No, porque será un mayor foco de atracción de vehículos (vallisoletanos del mundo, vengan todos al centro con sus coches, que hay sitio). ¿Hacía falta quitar la hiedra? No, porque unos muros de dos metros de piedra ni se enteran de que les crece una planta encima, y además servía para ocultar las decrépitas construcciones traseras de la Catedral y la brusca transición entre la truncada Seo y los restos de la Colegiata; y por añadir otra razón simplemente estética, suponía un hermoso contraste de color verde con la piedra blanca de fondo (se supone que la limpiarán, porque ahora es casi negra). Deberíamos sentirnos un poco tristes, creo yo.

domingo, febrero 05, 2006

La fragilidad de la piedra

Estos días ocupa un lugar relevante entre los temas de opinión ciudadana nuestra Catedral, concretamente su Atrio. Sí, ese lugar siempre vacío y muy apto para el consumo callejero de alcohol o de otras muchas cosas (esto lo dijo el Alcalde, y resulta que tiene bastante razón). Dentro del proyecto que remodelará el entorno del monumento, se contempla el desmonte (una forma suave de decir destrucción) de este Atrio. He tenido ocasión de hablar con el arquitecto que ganó el concurso que se convocó en su día, y la verdad es que defiende su idea de una manera razonable: es necesario resolver el problema de aislamiento de nuestra maltratada Catedral facilitando su integración en la ciudad con una escalinata (que habrá de sustituir al Atrio) desde la Plaza de Portugalete hasta la portada principal. Otra cosa es lo razonable que pueda considerarse destrozar un elemento arquitectónico de primera magnitud de casi 300 años de antigüedad para solucionar ese problema, por mucho que en el plano original de Juan de Herrera existan en ese preciso lugar unas líneas de difícil interpretación. Al final, como siempre, se tomará la decisión equivocada. A menos que seamos nosotros quienes lo evitemos. Por eso tengo pocas esperanzas.

viernes, febrero 03, 2006

Decíamos ayer...

...que la desaparición de los árboles había convertido a la Plaza Mayor en un lugar un tanto inhóspito. Que estábamos haciendo una ciudad inhabitable. Puede ser. Pero si nos remontamos en el tiempo, comprobamos (en el Plano de Ventura Seco de 1738, o en cualquier otro plano, grabado o fotografía antiguos) que nunca hubo árboles en la Plaza hasta fechas relativamente recientes (primeros años del siglo XX; un poco antes pusieron al Conde). Era un espacio totalmente vacío, que satisfacía perfectamente las necesidades para las que fue creado: mercado y espectáculos públicos. Siglos atrás, los espectáculos públicos más populares solían ser los autos de fe. Ahora son conciertos, procesiones, cabalgatas, nocheviejas o pistas de patinaje. Entonces, ¿hemos recuperado la imagen original de la Plaza, o la hemos estropeado con el almagre y el hormigón? Pues no sabría decir... pero yo prefiero los árboles.

jueves, febrero 02, 2006

De árboles y otras hierbas (I)

¿Cuántos árboles habrán desaparecido del centro de Valladolid en las últimas décadas? Quizás no sea tan difícil al menos hacer una estimación. He aquí un ejemplo: la Plaza Mayor a principios de los 70, antes de la construcción del aparcamiento subterráneo (tiempo habrá para dedicarles a nuestras modernas cavernas) y la consiguiente eliminación de todo rastro de vida vegetal en la superficie. Bueno, durante unos años existió una especie de pequeño parterre para hierba en torno a la estatua del Conde Ansúrez, que estaba siempre seco (el parterre, que no haya confusiones). El color verde y la sin duda agradable sombra en verano han dejado paso primero al asfalto, y ahora al adoquín de hormigón rojo. Teniendo como tenemos la Plaza Mayor más grande del país, ¿no había espacio para la convivencia entre unas cosas y otras? Por lo visto, no.

miércoles, febrero 01, 2006

Introducción

El Dilema Urbano. Como indica el título, esto no es más que un conjunto de reflexiones acerca de la ciudad. Pero no cualquier ciudad, sino la mía, Valladolid. Quizás alguna que otra vez me dé por dedicarle algo de tiempo a otro sitio (no sería difícil encontrar fuentes de crítica en cualquier municipio de Castilla). Pero esta ciudad nuestra tiene para bastantes dilemas. La imagen y el fondo de la ciudad cambian, y por desgracia es para mal demasiadas veces. Y en cierta medida todos somos responsables; algunos incluso más directamente, por cuestiones profesionales, que siempre suscitan pensamientos encontrados. Por aquí iré poniendo lo que se me pase por la cabeza, aunque sólo sea por desahogarme. A lo mejor hay alguien que incluso piensa igual que yo.